Por Dolores Argentina
La semana pasada, al parecer, las
sesiones del Concejo Deliberante se dieron en un marco particularmente
encendido y tenso. Según nos informaron, el bloque radical solicitó al
Intendente por nota escrita la renuncia de algunos de sus principales
funcionarios. ¿Las causas? Según la nota de los radicales (click aquí para
leerla: https://app.box.com/s/rjd8pk57m4crmsrr66x8),
el manejo irregular de los recursos humanos, los arreglos, desfasajes horarios y
malversación de fondos se han multiplicado de tal modo que han terminado por
salir a la luz de manera grosera. Los números no cuajan ni haciéndoles fuerza y
se hace evidente que aquellos que deberían ser los responsables del normal
funcionamiento y desempeño del personal municipal estarían implicados en el
asunto.
El problema es sencillo, estimado lector:
no son pocas las veces en que el gobierno de turno ha desatado un escándalo por
desviar fondos que estaban destinados a empleados municipales para financiar
punteros políticos, para movilizar gente durante elecciones, para propaganda
electoral y para todo aquello que sea necesario en pro del bien del partido,
sus jefes y sus amigos. Este problema en la Argentina es ESTRUCTURAL y ha sido
permanente y GENERALIZADO durante los últimos 30 años de democracia. La
corrupción, en Argentina, no hace distinción de partidos.
Sin embargo, el problema empeora en este
caso cuando los denunciantes comprobaron que uno de los implicados en el
reciente asalto y robo a mano armada que se cometió contra el Sr. Brancato el
pasado 28 de agosto resulta tener horas cátedras a su cargo en la dirección de
deportes. ¡Vaya problemita! ¡El gobierno municipal financiando chorros y
asaltantes! (click aquí para confirmar la noticia: http://informacionciudadana.com/?p=24215).
¡Pero ojo! No vaya a creer el lector que
este defecto es exclusivo del peronismo. Es un secreto a voces que estas mismas
irregularidades se verificaban durante el gobierno del Sr. Ernesto Sanz. En
aquel entonces eran otros los nombres de los implicados. ¿O acaso nos olvidamos
ya de que al arribar los peronistas al gobierno del Municipio en el año 2003 clamaron
al cielo contra los desfasajes horarios, contubernios y malversación de fondos
del gobierno saliente? Hay que reconocer, sin embargo, que los radicales por lo
menos tuvieron la delicadeza de que sus punteritos no anduvieran asaltando
gente mientras trabajaban para el Municipio. O que al menos no trascendiera en
los medios…
¡Hasta cuándo van a jugar con la
paciencia de la gente! La semana pasada fue primera plana la triste situación
de dos personas mayores a las que asaltaron, maniataron y golpearon sin
escrúpulos en calle San Lorenzo para robarles unas monedas (http://www.mediamza.com/Lectura.asp?id=98954).
Hechos similares se han repetido en estos días en Cuadro Benegas y otros
distritos. Ante todo esto la sociedad sanrafaelina se manifestó el día 3 de
septiembre reclamando se tomen medidas concretas contra la inseguridad (http://mediamza.com/2013/Lectura.asp?id=99003).
Incluso hoy mismo, al mediodía, se realizó una nueva convocatoria frente a la Municipalidad por los mismos motivos. ¿Y mientras tanto qué hacen nuestros funcionarios? Tan sólo contratar chorros
para punteros políticos y pagarles con la plata de todos nosotros… ¡¿Pero es
que nos están tomando el pelo?! ¿Hasta cuándo tenemos que aguantar?
Desde aquí les decimos, señores, que LA
DEMOCRACIA NO HA PODIDO, NO PUEDE, NI PODRÁ REMEDIAR LOS MALES ESTRUCTURALES
QUE AZOTAN A LA ARGENTINA, A SABER, CORRUPCIÓN E INSEGURIDAD. No se puede
remediar la inseguridad sin mano dura para castigar los delincuentes presentes
y sin educación verdadera para prevenir los delincuentes futuros. El sistema
está amputado en ambos sentidos. A los delincuentes de hoy hay que oponerles
policías respaldados por el poder político para que puedan cumplir sus tareas y
jueces con menos garantismo abolicionista y más sentido común. A los
delincuentes de mañana hay que prevenirlos con una educación que forme y no que
sólo junte números para propaganda oficialista; con un Ministerio de Educación
que esté más preocupado por cultivar personas hechas y derechas, en cuerpo y
alma, y no por repartir neetbooks y sólo preocuparse porque se cumplan los 180
días de clases. ¡Calidad, señores, no cantidad! El problema, querido lector, es
que nuestros ministros saben mucho de demagogia y muy poco de educación…
Y de la corrupción mejor ni hablar. El
sistema mismo necesita de la corrupción para poder sobrevivir. Los partidos
políticos NECESITAN del desvío de fondos y la compra de sufragios para ganar
elecciones. ¡No seamos ilusos! Ya nadie en la Argentina gana una elección sin
mover gente, comprar voluntades y prometer beneficios.
Esta es una realidad evidente y
generalizada, que no puede taparse con las manos. Toda persona sencilla con una
mínima cuota de sentido común lo sabe bien. Lamentablemente, es una realidad
que los partidos políticos son todos iguales, querido lector. Si alguna vez
existieron diferencias ideológicas o metodológicas entre ellos, eso es cosa de
la historia. Hoy en día, todos los partidos políticos usan de las mismas
estrategias, profesan los mismos principios y sostienen el mismo discurso. ¡Y a
ninguno le importa un rábano solucionar los problemas reales de los argentinos!
Existen, sí, honrosas excepciones de gente que trabaja denodadamente en lo suyo
y no participa de los contubernios ajenos. Existen, sí, numerosos ejemplos de
gente comprometida y con sentido común que siente como propias las desgracias
del resto. Pero son los menos y su tarea se diluye estéril en la inmensa trama
de corrupción que viene tejiendo desde hace décadas nuestra dirigencia
política.
¿Las causas de esta crisis? Búsquelas Ud.
en la cita que traemos a continuación. Bien lejos estamos de que se diga de
nosotros lo que el griego ateo Polibio se vio obligado a afirmar de los
romanos:
“Pero la
principal excelencia de la República Romana sobre las otras, consiste en el
concepto que se tiene de los dioses. A mi juicio, la religión es la que
sostiene el Imperio. Ella tiene tal poder e influencia en los asuntos, tanto
particulares como de Estado, que toda ponderación es poca. Porque sin meterme
en otras consecuencias de la irreligión, en Grecia por ejemplo, si confiáis un
talento a los que manejan las rentas públicas, aunque se lo entreguéis delante
de diez escribanos, aunque le exijáis diez firmas, y aunque lo atestigüéis con
veinte testigos, no podréis conseguir la fidelidad. Por el contrario en Roma,
siendo así que en las magistraturas y embajadas se manejan cuantiosas sumas de
dinero, la sacralidad sola del juramento les hace observar una fe inviolable. Y
lo que en otros pueblos sería un prodigio -hallar un hombre que se hubiese
abstenido del dinero público y estuviese limpio de tal crimen- en Roma al
contrario es muy raro encontrar un reo de peculado manifiesto”[1].
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