Por un vasallo
de mi Señor
La semana pasada nuestros medios y calles se
llenaron con una consigna: ¡Ni una menos!
Ante una primera impresión (y
para muchos fue la única) se estaba luchando por algo verdaderamente loable:
que las mujeres de nuestra patria no sufran más la violencia de aquellos que
las rodean.
Digo verdaderamente loable,
porque como personas de bien no puede sernos indiferente el que un hombre use
su fuerza para provocar daños o para agredir verbal o psicológicamente a una
mujer.